Café con leche en el patio a la mañana y si llueve, en la cama.
Radio: Sábado FM, domingo AM.
Lectura de cuentos de Woody (el original) y poesía de Benedetti (entre otros).
Simona luchando con los pompones que cuelgan de la ventana del living. Gata chocha y dependiente cuando estoy en casa.
Flores en el baño.
Coca cola con hielitos.
Películas en 21` (las veo en la computadora)
Amor a cualquier hora.
Ducha tranquila y con tiempo de sobra.
Siesta obligada.
Escritura en cuaderno con espiral.
Cocina casera y creativa (eso significa que pruebo cosas que nunca hice, arriesgándome a resultados inciertos).
Pan con salsa golf BC (otro de mis vicios)
Descansar realmente, no salir de casa ni a sacar la basura por un día y medio por lo menos.
Cambiar lo adornos de lugar (intento todo el tiempo variar las cosas de lugar de mi casa para sentir renovación, eso lo heredé de mi casa materna).
Fumarme un pucho en el sillón, mirando el techo y tratando de hacer formas con el humo (nunca me salen).
Con costurero y mis cajas de dijes, botones y cositas, hago artesanías. Varían según la época.
Hablo un poco por teléfono, siempre que la empresa que me presta el servicio haya querido darme línea ese día (últimamente, un día tengo teléfono y un día no, no sé que onda).
Pienso.
Todo el tiempo pienso. Razono todas las posibilidades de cada una de las situaciones de mi vida (esto a veces es realmente agotador, no debería hacerlo en fin de semana).
Riego las plantas del patio.
Observo cuantos limoncitos está dando mi limonero.
Y sonrío.
Sonrío mucho.
Porque me encanta estar en mi casa, realmente la siento mi resguardo.
Por esto también a veces lloro, porque me amparo en mi territorio.
Pero por suerte, por suerte y porque así lo quiero, fundamentalmente sonrío.