28/9/11

Tiempo presente - 3ª persona

S está cantando. S canta como todas las mañanas cuando toma una ducha. S canta camino al trabajo y, repentinamente, suena una bocina que interrumpe el recuerdo de la canción en su cabeza. Su pensamiento se dispara para otro lugar. Comienza a recordar el orden en el que debe entregar los archivos para la impresión de su próximo libro. Piensa en Martina, la protagonista de sus libros y piensa en su sobrina Martina quién inspiró esos cuentos. Mira a ambos lados antes de cruzar la calle y piensa que en días lluviosos como estos, ella debería poder teletransportarse al canal y no caminar las eternas 10 cuadras matutinas que la separan de su casa a la parada del colectivo. Recuerda que en su escritorio la esperan varios proyectos para ser evaluados y que esa tarde comenzará su curso de guión. Ve venir el colectivo 29, estira la mano y logra trabajosamente que el chofer la vea y frene. Sube al colectivo y se sienta en el último asiento. Vuelve a conectarse con su pensamiento y mirando por la ventana piensa que a pesar de la lluvia y del cansancio, está pasando por un increíble momento.

3/9/11

Instinto asesino

De mi rutina diaria ya no forma parte el matutino viaje en subte, como acostumbró ser hace tiempo y por muchos años. Pero sin embargo, ayer viernes, tuve un seminario en la Manzana de la Luces en pleno horario de oficina. Y derepente recordé lo que era subirse a la línea D, por la mañana, en horario pico.

No necesito contarles a quienes me conocen todo lo que habitó en esos escasos 25 minutos en mi cabeza. Toda la vida el subte exalto mis malos pensamientos.

El subte hace nacer en mí, unas horribles ganas de pelear y un oscuro apetito por pegarle a alguien. Despierta mi instinto asesino.

Toda esa buena chica que va por ahí, que es amorosa y sonriente, en el subte no tiene lugar.

Vieron Un día de furia? Bueno, cualquier parecido con la realidad (o con la ficción en este caso), es pura coincidencia.