Mis pies.
Mis pies delgados y pequeños. Mis pies están enamorados.
Están enamorados de otros pies. Unos que son más grandes (no tanto) y son más
anchos (no tanto).
Ese otro par de pies –por fortuna- está enamorado de mis
pies. Ellos se enriedan por las noches;
se acarician mientras ven una película; bailan unos frente a los otros, chocándose
y siguiendo el mismo ritmo.
Son como gemelos enamorados de gemelos.
Están enamorados y eso los hace felices. Andan con paso
firme y saben hacia dónde van y a dónde quieren llegar.
Mis pies y los pies
con los que se aman, ya comenzaron a caminar el mismo camino.