Lloré todo lo que era viable llorar.
Se me vació el ánimo;
Luego, una potencia superadora, una redención, compuso un cambio.
Un encantador presente que avanza sin contenerse.
Ya está, tenía que pasar. Toda vida, en especial toda vida literaria, debe ser contemporánea al drama. Eso aporta inspiración. Tenía que subsistir al desastre para poder ver más allá. Y ahora, ahora que lo maravillosa se apodera de mi existencia, puedo decir que siempre es necesario un poco, pero que ya me redimí.
Hoy afuera hay sol.
Y sólo me esperan cosas buenas.
4 comentarios:
Lindo...
Vea, yo he sufrido esas purgas de dolor, pero me rompe mucho las pelotas el haberme convencido (tenido que, más bien) de que son necesarias.
Considero que hay otro camino, sucede que no lo conocemos.
Cordialmente,
Yo.
Bueno cuéntanos por favor que has descubierto!
ayyyyyyyy cuando llega mi redencion?
se aprende?
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