20/9/12

Te encontré y me desperté


Me estiro, me dilato, me ensancho y me despliego;  no me detengo hasta estar tan junto al sol, que puedo mirarlo a los ojos y en primer plano. Estando ahí, alto, dónde tanto puedo ver, me concentro en un mundo chiquitito, uno que me suena familiar y en el que me siento a gusto. Veo un piso alto dónde la luz de la mañana  descansa a sus anchas; observo un refugio rodeado de árboles de moras y guiños animados; presto atención al rock and roll de una mirada que sonríe tímidamente; y distingo un corazón rojo furiosos que, desde mi muñeca izquierda, acompaña la escritura de un nuevo cuento.

Es así, siempre llegan las veredas floridas, el aroma a nomeolvides y el aire mentolado en los pulmones.

Y si todo esto que percibo, está ocurriendo, no me queda más que ser y amanecer a esta encantadora existencia repleta de primavera. 


                                        Canción para esta primavera

21/8/12

Tus ojos


Tus ojos son la cerradura por la que te miro por dentro.  
Me detengo, hago equilibrio, achino los ojos, ajusto mi mirada. 
Tus ojos sonríen y yo me distraigo, sonrío a su par. 
Me esfuerzo y me concentro y te puedo mirar a través de ellos. 
Miro y veo la llegada de la mañana. 
Veo el sol que entra por debajo de mi puerta. 
Veo el movimiento. 
Me acerco para ver más y mejor.
Me encandilo.  
Me tomo de tus pestañas para no caerme en tu interior. 
Te sigo observando. 
Todo es bello allí adentro y todo dibuja en mí un gesto manso, un sentir profundo.  

Cuanto goce; puedo reflejarme yo, ahí, alumbrada y sonriente.

3/7/12

Un hoy


Especulando con el momento oportuno, se me pierden las ideas y recorro lugares con mi mente. Lugares con escaleras y desencuentros, rincones con cigarrillo y yerros, trayectos con paso pesado y farsas. Meditando sobre un futuro sugerido, intento reorganizar mi itinerario carnal. De nada sirve. Claro está que al final, nada pasa. Creo, firme y serena, en que está de más tanto refrito. Para qué generar forzosas sinapsis, si mi mecanismo cardinal siempre fue mi aliento. Sin lugar a ninguna duda, la vida es hoy. Un hoy repleto de gestos amplios y miradas intensas. Un hoy que me advierte que lo que está viniendo, vendrá, y que no va a tardar mucho más que una sensata cantidad de tibios amaneceres.

2/2/12

El mismo amor, la misma lluvia

Llueve estridentemente, no es ninguna novedad. Simona maúlla el fin del mundo y escucho chapotear a mis vecinos cuando pasan por el pasillo frente a mi ventanal. En mi cocina hay albahaca fresca y su fragancia irrumpe en el lugar y se mezcla con el olor de la lluvia. Se mojó la alfombra pero no quiero cerrar las ventanas. Me gusta la mixtura de olores y sonidos de los días tormentosos. Pongo Café París a sonar y se complementa de modo perfecto. El viento hace volar mis cortinas rojas de flecos de seda y se parece a una falda de los años 50 que baila acurrucada a su par en el living de mi casa. Me levanto de mi banqueta por un momento y silbo un tramo de la melodía mientras doy medias vueltas y aleteo mis manos. Vuelvo a mi lugar y estornudo fuerte cubriéndome con las manos mi cara y sigo escribiendo. El gato chino que vive en mi repisa bendice la llegada de abundancia y yo creo que es un provocador utópico que alza su pata izquierda en señal de reyerta. Y el cartel de la puerta (rojo también, por supuesto) avisa para no traicionar, de la existencia de una (más que fértil, rudimentaria) poeta que decide escribir, los días de lluvia, cuando quiere confesar sus inclinaciones y sentir el aroma de la mixtura de la lluvia y la albahaca.