18/6/08

Mañana rara. Muy, muy rara.

Me desperté con toda la cama revuelta. Con una terrible contractura.
Mi nuevo corte de pelo hizo que mi cabeza parezca una revolución.
Me asomé por encima del acolchado y miré fijo la puerta del baño.
Me concentré en que tenía que llegar a la ducha sin más vueltas.
Tuve mucha, mucha fiaca de levantarme. Igual, lo hice.
Terminé todos mis preparativos y salí para el trabajo.
Están arreglando la vereda de mi casa, salté por entre las baldosas rotas.
Comencé a caminar hacia el subte y cruzando Scalabrini se abrío el gancho que sostiene la tira de mi cartera. Se me cayó en el medio de la avenida. La levanté rápido pero la distracción hizo que casi me pise un auto. Me metí en el subte, por suerte con el tema de la marcha estaba bastante vacío. Emergí del centro de la tierra en un microcentro caótico, con cantos y gente yendo y viniendo. Parecía nublado, pero había sol.
La muchedumbre me confundió. Me mareó.
Todo me resultó demasiado extraño.
Creo que me cuesta mucho más adaptarme al mundo por la mañana.

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